"EL PODER DEL CONFLICTO" por Ezequiel Ricardo Luppi
Compartimos artículo de Ezequiel Ricardo Luppi. Abogado, miembro del Seminario Permanente de Investigación “Remo F. Entelman” del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja”, Facultad de Derecho UBA, docente auxiliar en la materia “El Sistema Conflicto” del Ciclo Profesional Orientado de la carrera de abogacía de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, dos veces Consejero del Consejo Directivo del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (Periodos 2014-2016 y 2016-2018).
Agradecemos a Myriam Janneth Silva Pabón, Colaboradora Ciedepas, su gestión para el aporte de dicho artículo por parte del Profesor Luppi.
El poder del Conflicto
En el libro“El Sistema Conflicto – Análisis y Gestión Estratégica de Conflictos”del Dr. Rubén Calcaterra, se define extensamente la noción de conflicto, clasificándolo “como un fenómeno social” o “una especie de relación social entre dos o más actores que tienen o persiguen objetivos que son incompatibles, o que alguno de ellos así lo considere”, desarrollando sobre esa base la noción del conflicto como un sistema y las herramientas necesarias para su posterior gestión.
Ahora bien, a la hora de llevar estos conceptos a la clase, se les suele preguntar a los alumnos qué es un conflicto y si alguna vez “vieron” uno, como una forma de guiarlos en la comprensión del conflicto como un fenómeno social, como una especie de relación social que será el objeto de estudio.
En ese momento se les revela al conflicto como algo intangible, inmaterial por lo que algunos pueden considerar que la materia sobre la que trabajamos pierde relevancia, tal vez creyendo que nos alejamos de la realidad y de los asuntos serios, para sumergimos en un mundo de conceptos vagos y sin sustancia, todo ello sin advertir el impactoque generan los fenómenos del tipo al que pertenecen los conflictos.
Existe una clasificación que creo ayuda a abordar esta cuestión y a mejorar nuestra comprensión del fenómeno del conflicto, permitiéndonos demostrar el enorme desafío que implica gestionarlos.
Se puede clasificar la realidad o los fenómenos en tres tipos distintos, a saber: objetivos, subjetivos e intersubjetivos: Un fenómeno objetivo es el que existe con independencia de la conciencia y de las creencias humanas, lo son una montaña, un río, la lluvia, etc, como consecuencia, la desaparición de los seres humanos no implica la desaparición del fenómeno.
Existen también los fenómenos subjetivos, es decir, aquellos que solo residen en la conciencia y la creencia de un solo individuo, estos fenómenos serían los sueños o la memoria, y desaparecerían cuando esta conciencia o creencia se modifica o desaparece.
Por último, existen otros tipos de fenómenos, los denominados intersubjetivos, en este caso, el fenómeno se presenta en las conciencias y creencias de diferentes personas, de forma tal que la desaparición o el cambio de conciencia o de creencia de una de ellas no afecta la realidad del fenómeno.
Este es el tipo de fenómeno del que creo forman parte los conflictos, pero no están solos. En el libro “Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad” del Profesor Yuval Noah Harari se explican, luego de un breve resumen de la clasificación anteriormente reseñada, algunos ejemplos de estos fenómenos, entre ellos: las leyes, las naciones, el dinero, las empresas, etc.
Ninguno de estos fenómenos es físico u objetivo, todos ellos residen en las conciencias y las creencias de muchas personas, pero su impacto en nuestras sociedades es incuestionable, al punto que el Profesor Harari entiende que esta capacidad de generar fenómenos intersubjetivos, también llamados mitos, es la que permitió a nuestra especie superar a nuestros antiguos hermanos los neandertales , los denisovanos y todos aquellos que eventualmente, en virtud de nuevos descubrimientos, se vayan sumando a la lista.
Es decir, los conflictos están formados por el mismo material, por los mismos ladrillos, que las naciones, que los sistemas legales, que las culturas oque cualquier empresa multinacional. Lo cierto es que la gestión de un conflicto sería mucho más fácil si estos estuvieran conformados por cemento y acero, resultaría mucho más simple desarmarlos.
Es importante comprender la enorme fuerza y vitalidad con que se manifiestan los conflictos, con ello surge con claridad la necesidad de buscar soluciones autocompuestas que abarquen toda la dimensión del conflicto, por oposición a simplemente imponer una solución desde afuera de esa relación en particular, y a afrontar con seriedad y en forma profesional la labor que implica asistir en la construcción de esas soluciones.